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AUTOFAGIA


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Otras de las razones para hacer ejercicio
Por Diego Ignacio Almonte




Es que cada vez la actividad físcia nos sorprende más y más.

¿Qué pasaría si yo les contara que en nuestro cuerpo existen verdaderas máquinas de limpieza, que una vez activas, arrasan con todas las impurezas de nuestro organismo?
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Sabemos, hoy por hoy, que una buena sesión de ejercicio aeróbico o muscular, que pueden oscilar entre la media hora y los sesenta minutos (como mínimo), contribuyen de manera considerable al bienestar de nuestra salud en todos sus planos, no sólo porque pone al cuerpo en estado de actividad y trabajo, recibiendo mayor cantidad de oxigeno en nuestra sangre, tonificación muscular y quemazón de grasas, contrarrestando el sedentarismo; sino también por la liberación de endorfinas, agentes químicos responsables de la sensación de bienestar a nivel mental.

Pero las bondades del buen ejercicio físico siguen enumerándose. Otra que se suma a esta lista de beneficios es la eliminación de toxinas orgánicas, clave para la prevención de enfermedades.

Este mecanismo se llama Autofagia, cuya función intrínseca es la de barrer y recoger todos los desechos y desperdicios existentes a nivel intracelular, como restos de organelos, membranas, proteínas, cuerpos extraños, malformación y alteración celular que pueden tener relevancia en la patogenia de alguna enferemedad. Este proceso es propio del funcionamiento normal de cada indiciduo, pero que, con el ejercicio, se acelera actuando como verdaderas aspiradores que van recolectando y quemando para luego trasformarlos, a modo de reciclaje, en bioenergía, conbustible necesario para mantener activo al cuerpo.

Esta actividad protectora combate las indeseables dos "E": Enfermedades y el Envejecimiento. Pero si falla, la acumulación de toxinas en los tejidos pueden desarrollar y precipitar distintas patologías como diabetes, alzheimer o el cáncer.

Dichos resultados fueron revelados por un grupo de investigadores de la Universidad de Texas Southwestern en Estados Unidos, al trabajar con distintas cepas de ratones, que tiñendo las membaranas que actuaban como basureros (Vesículas), observaron que éstos se multiplicaban después del ejercicio, acelerando la destrucción de los desechos existentes.

Con esto queda comprobado, una vez más, que el ejercicio sigue siendo un instrumento óptimo, necesario y natural que ayuda de sobremanera a la promoción de un cuerpo y una mente despejada y saludable, promoviendo una vida sana y activa, alejado de toda enfermedad.