Archive for octubre 2010

ROMPIENDO ESTEREOTIPIAS


.

“Los psicólogos también vamos al gimnasio”
   Por Diego Ignacio Almonte 



El mundo de los fierros, mancuernas, bicicletas, colchonetas ya no es cosa exclusiva de una vida abnegada de los deportistas o de los fisicoculturistas. Hay otros sujetos que están comenzando a invadir aquel territorio espejado, de música estridente y refrescos energéticos. De entrada tímida y expectante, personas del área de humanidades han empezado a colonizar aquel antro de culto al cuerpo. Y uno de ellos: el psicólogo.

Y sí, a pesar de la creencia popular de que los psicólogos poseen una panza protuberante, están siempre sentados en un sofá con un sweater hasta el mentón, con antojos de botellas leyendo un libro gran parte de su tiempo, les digo que están muy equivocados.

Asociar la intelectualidad con el sedentarismo es cosa del pasado. El psicólogo se está preocupando por sí mismo, está yendo al gimnasio, hace deportes, se ocupa por su salud. Han interiorizado una postura anti-estrés, pues saben que una de las maneras de combatirla es haciendo ejercicios. Están en la búsqueda de endorfinas suficientes para apaciguar sus estados psíquicos, y así obtener una claridad más óptima para entender la de los demás.

Así que, si ven a este profesional entre deportistas, no se asombren. El psicólogo dejó de entrenar exclusivamente el cerebro y el globo ocular; ahora entrena bíceps, tríceps, y tórax.

Si divisan a su terapeuta vestido deportivamente con sus auriculares puestos trotando por la avenida principal, que no les dé un espasmo.

En nuestra sociedad contemporánea y ajetreada, los trastorno de ansiedad, estrés, burnout, son cosas que se están viendo cada días con más amplitud. Y el psicólogo no está ajeno a esto, por más que teóricamente pueda manejarlo a la perfección, la práctica es totalmente distinta. Han tomado un desplante pro-salud procurando tener un equilibrio integral. Son conscientes de los modos de prevención, sobre todo el de prevención primaria… un cuerpo saludable y en estado, no solo internamente sino también desde lo externo, puede evitar muchas enfermedades de distintas índoles. Es más, se ha abierto toda una rama dentro de esta ciencia, exclusiva, nombrada "Psicología del deporte". Aquí los profesionales ya no se encuentran de camisa y corbata dentro de un consultorio, sino que visten de campera, gorra y zapatillas nike (bueno, a decir verdad, la marca es relativa) en una cancha, camerino, y en cualquier otra área en el que se necesite alentar al competidor.

La mente necesita oxigenación y ejercicio al aire libre para que la sangre circule mejor, con sustancias placenteras y neurotransmisores ah doc. El cuerpo se fortalece y está más preparado para combatir el estrés. Proporciona una mente ágil para tomar decisiones rápidas y acertadas. Movimientos más precisos y apariencia más complaciente, son una de las consecuencias de esta práctica.

En mi experiencia, el gimnasio me ha resultado un lugar de desestrés, donde –salvo si tienes personal trainer- no estás en la obligación de hablar con nadie (aunque parezca esquizoide), después de un día donde tuviste que escuchar cuantos casos problemáticos, donde tuviste que intervenir estratégicamente para dar esbozos de soluciones, el horario del gimnasio se ha vuelo sagrado para el encuentro con uno mismo, la desconexión mental de todo lo erudito y complicado para sólo concentrarte en la cantidad de repeticiones simples que debes hacer para ir aumentando tus trapecios. Relajarse, moverse, hacer cuantas clases de bailes o spinning haya, correr en las trotadoras, hacer peso fuerte, ese mundo tan minado hace un tiempo atrás, ahora pasa a ser tu mundo también. Y lo mejor, la ducha post-rutina, donde después de muchas contracciones, un relajo muscular te invade y te deja como nuevo.

La psicología sabe que la buena rutina de ejercicios moderada a la semana contribuye de gran manera en la salud. La biblioteca dejó de ser un sitio exclusivamente para intelectuales y el gimnasio un campo ajeno para ellos. Estos dos mundos se han mezclado.

Ahora nuestra agenda se amplió. El psicólogo no sólo goza de tener tiempo para el consultorio (u otros campos en la práctica profesional), el ámbito social (inclúyase también lo amoroso), sus estudios, sino también ha dado cabida al ámbito deportivo, o por lo menos lo intenta. Es verdad que no es el promedio de la población, pero como punto estadístico en desviación estándar, es bastante interesante. No es fácil armar una agenda tan balanceada, pero se hace el esfuerzo.